EL GENIAL HUMORISTA, AUTOR, ACTOR Y PERFORMER, TENÍA 84 AÑOS
En las primeras horas de la mañana de hoy, se conoció la triste noticia del fallecimiento de Antonio Gasalla en el Sanatorio Otamendi de la ciudad de Buenos Aires.
Gasalla fue uno de los imprescindibles. El que desnudó con acidez e ironía la realidad imperante, satirizando y por sobre todas las cosas, desnudando, las hipocresías y las costumbres de la sociedad argentina, lo mismo que a dirigentes políticos, artistas y miembros de “la alta sociedad”.
Saltando a la fama en los tempranos sesenta desde un género por entonces novedoso como el “Café Concert”, junto a valores de la talla de su compañero Carlos Perciavalle o Edda Díaz, no paró nunca con sus monólogos y espectáculos de hacer reír pensando, integrando una generación de notables que incluía desde Quino y Fontanarrosa, a Enrique Pinti y Les Luthiers.
Fue obviamente en la Televisión en donde alcanzó masividad con una amplia gala de personajes que aún hoy perduran a la hora de graficar estereotipos: “Soledad Solari”, la “Empleada Pública” (junto a la gran Norma Pons) la “traductora de señas” (tal vez uno de los más desopilantes”, la “Noelia, la docente”, en fin, nada ni nadie quedaba exento del retrato exacto con tics y obsesiones, la exageración burlona y por sobre todas las cosas, el trasfondo desangelado de esos personajes que hacían reír pero a la vez, dejaban un rictus de melancolía.
Si algo le faltaba para su consagración definitiva, fue la interpretación de “Mamá Cora” en la película “Esperando la Carroza”, dirigida por Alejandro Doria sobre libro y obra de Jacobo Langsner.
Recuerdo a la “China Zorrilla” decir en su obra “Había Una vez”, que cuando Doria le comunicó que el papel lo haría Gasalla, pensó, “¡Está loco! ¿Cómo va a poner a un travesti haciendo una obra costumbrista?” Los resultados ya son parte de la historia.
Se fue Antonio Gasalla. Se fue lo que quedaba de la gran historia del espectáculo argentino.
